En 1985, las Naciones Unidas designaron el primer lunes de octubre de cada año como el Día Mundial del Hábitat, con el objetivo de reflexionar sobre el estado de la estructura de nuestros pueblos y ciudades y el derecho básico de todos a una vivienda adecuada.
El tema de este año es “Economías urbanas resilientes / Las ciudades como motores de crecimiento y recuperación”, interpretando que ante la disminución del crecimiento de la economía global y considerando la magnitud de la contribución de las ciudades a la misma, el futuro de muchos países estará determinado por la productividad de sus áreas urbanas.
Por eso este año, la conmemoración tiene como objetivo convocar a las partes interesadas de las ciudades a discutir las formas en que estas pueden prepararse para la recuperación, luego de las crisis económicas negativas globales interrelacionadas del COVID-19 y los conflictos bélicos. Para ello se buscará:
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- Abordar las diferentes dimensiones de la desaceleración económica que las ciudades están experimentando actualmente e identificar acciones que permitan impulsar la recuperación económica.
- Compartir experiencias entre ciudades sobre cómo se están posicionando para hacer frente a las presiones inflacionarias y otras condiciones financieras globales estrictas.
El gran detonante que motivó la creación de este día, fue que, desde la década de los 80 a esta parte, se ha visto como, cada vez más personas que viven en zonas rurales, abandonan sus hogares y se trasladan a las ciudades, con el anhelo de conseguir un mejor estilo de vida. Se estima que para el 2030, el 60% de toda la población mundial haya abandonado los campos, asentándose en las periferias de las ciudades, y sin una buena planificación, esta migración solo podrá traer zonas deprimidas, pobreza, delincuencia, desempleo, contaminación y enfermedades.