EDIFICIO ORIGINAL
En 1820, los socios Juan Manuel de Rosas, Juan Nepomuceno Terrero y los hermanos Luis y Manuel Dorrego, compraron la estancia Los Cerrillos –ubicada a unos 60 km de San Miguel del Monte-, donde el caudillo levantó una construcción y dio vida a un importante centro ganadero y agrícola.
El “Rancho” era una típica construcción bonaerense de su época, donde el techo esta materializado con un entramado de tacuara y troncos de palmera atados con tientos de cuero de potro, las paredes de adobe -barro y paja- de unos 45 cm de espesor y una planta tipo “chorizo”, con cinco habitaciones sucesivas con accesos independientes.
Las paredes estaban pintadas con leche y sangre de vaca, para obtener el color rosa que las caracterizaba.
Este rancho fue testigo del nacimiento de las milicias rurales, “Los Colorados del Monte”, que participaron en las luchas de las provincias.
TRASLADO
En 1987, el Rancho de Rosas fue declarado reliquia histórica y donado a San Miguel del Monte por la familia Bemberg -entonces propietaria de la estancia- y pagaron el traslado -pionero en Sudamérica-, cuya planificación y ejecución llevó varios meses.
El primer paso fue excavar por debajo del rancho para deslizar tres vigas de hormigón y ubicar críquets hidráulicos por debajo para levantarlo -apuntalado con tacos para evitar que las paredes se rajaran-, constituyendo una especie de “chasis” que copiaba la distribución de sus paredes.
Posteriormente se realizó una excavación y fue alzado un metro y medio y colocado en un carretón especialmente construido para desplazarlo, llegando a pesar unas 140 toneladas.
Finalmente y luego de un dificultoso trayecto, que involucro 30 km por camino de tierra y otros 30 por asfalto para evitar un frágil puente de madera que ya no existe, se dispuso en su localización actual, donde las vigas quedaron enterradas y se convirtieron en cimientos.
ACTUALIDAD
Hoy día está ubicado en una esquina a solo 5 cuadras de la plaza principal y cuenta con un pequeño museo con elementos de la época: uniformes de los Colorados del Monte -peones devenidos milicianos que acompañaron a Rosas en su primera expedición al desierto en 1833-, marcas de yerra, copias de manuscritos donde se aprecia su letra y su firma y muchas otras referencias históricas de lo que fue el conflicto entre Unitarios y Federales.
A modo de protección, la construcción se encuentra resguardada por cubierta por un tinglado de chapa.